Leí con mucha atención un artículo publicado en el Diario La Prensa, del 3 de junio de 2012, En los zapatos del busero, sobre los nuevos buses (rusos y mexicanos) del transporte urbano colectivo de Managua y la actitud de los conductores de los mismos, me quedó la duda de que si bien es cierto mucha responsabilidad tienen los choferes, pero tambien las y los pasajeros tenemos otro tanto de la cuota.
Se viaja cómodo cuando el bus va vacío, claro no es hora pico, pero los usuarios tenemos la costumbre y me incluyo, de querer siempre viajar en la puerta delantera para salir por ahí, esto es debido precisamente al temor de que el busero arranque y nos bote, causando desde muerte hasta dolorosos raspones.
Pero en la hora pico, no hay diferencia, mantenemos la misma mala costumbre de quedarnos en la puerta de entrada y no "avanzamos para atrás" (frase celebre de por sí, que solo los nicaragüenses entendemos), creando verdaderos cuellos de botella, que el conductor intenta romper con sus clásicas palabrotas, arrancones y frenazos, junto con las de los pasajeros que también les urge subir, al fin de tanto escuchar al busero, a los pasajeros y los empujones, el cuello se rompe, al fin suben nuevos usuarios y de nuevo el cuello de botella.
Y entonces todos nos queremos acomodar lo mejor posible, sin importar que el otro vaya incomodo, nos damos de codazos, de nalgadas y por último de palabrotas, todo esto unido a que precisamente esa lucha constante propicia que los amigos de lo ajeno aprovechen el momento y se apoderen de lo poco que llevamos, así que encima de todo esos, a cuidarnos unos de otros.
Por otra parte, algunos de los buses nuevos marca Dina, traen implícita la inclusividad y la solidaridad, yo no lo sabía, sino hasta que escuche unas declaraciones de la Procuradora Especial para los Discapacitados, que los primeros cinco "asientos" ( sillas), son de color amarillo, porque están destinados a personas discapacitadas, de la tercera edad, embarazadas y " chineando"; esto se lee en sendas pegatinas en las ventanas cercanas a los mismos, pero !uppps, que raro!, nadie lo lee, nadie lo entiende.
Es ofensivo encontrar verdaderos atletas tanto hombres como mujeres, muy bien sentados y haciéndose de la vista gorda ante usuarios como los señalados en las pegatinas y ahí van mirando para cualquier lado, menos al de si mismos, donde va una viejita con un saco o una mujer con un muchachote cargado o un pobre anciano que hace malabares para mantenerse en pie.
Con lo anterior comentado, creo que Irtramma debería realizar una campaña de comunicación para sensibilizar no solo a los conductores, sino también a los usuarios del transporte colectivo, para que pongamos todos un poquito de nuestra parte y que los mortales que no podemos viajar en vehículo privado, podamos tener un viaje menos incómodo en las horas pico.
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